Varias comunidades autónomas pujan por la instalación de una gigafactoría de baterías. Las marcas anuncian sus propias fábricas, cerca de sus centros de producción. La electrificación del vehículo ha acelerado su proceso y lo que parecía un futuro lejano es una realidad.
Sin embargo, pocos titulares hablan de las consecuencias y de los efectos colaterales que puede tener la fabricación de baterías para vehículos eléctricos.
Si el vehículo eléctrico y su uso generalizado reducirá las emisiones de CO2 en el lugar de consumo, poco o nada se habla o se informa sobre el proceso de producción de las baterías, la extracción de los minerales que son necesarios para su fabricación y el reciclado o reutilización de dichas baterías.
Según el informe de Bloomberg NEF (BNEF) el precio de las baterías se reducirá hasta el punto de que en 2030 se abaratarán en un 58% y por tanto, se abaratará el vehículo prácticamente en esa proporción.
Además, no habrá suficiente capacidad de producción para satisfacer la demanda de vehículos eléctricos que en los próximos 10 años se multiplicará por seis.
El objetivo del Gobierno de España es que en 2030 en nuestro país ya circulen 5 millones de coches eléctricos.
Además de que no habrá bastante capacidad de producción, tampoco habrá suficiente litio o cobalto. Por no hablar de la extracción de estos materiales que provienen de zonas donde no se respetan los derechos humanos, hay inseguridad jurídica y, por supuesto, ningún criterio de sostenibilidad.
El principal país productor de litio es China, seguido del triángulo americano Chile, Bolivia y Argentina. En el caso del cobalto, la fuente principal se encuentra en la República Democrática del Congo.
En general, según Bloomberg, solo Europa necesitará de aquí a 2050 60 veces más litio y 15 veces más cobalto. Y el 50% de las reservas se encuentran en el Congo, país ampliamente investigado por entidades como Amnistía Internacional por su escaso respeto a los derechos humanos y por los abusos en los trabajos de extracción.
Y una vez fabricadas las baterías, instaladas y utilizadas por los vehículos, nos encontraremos con el problema de su retirada y de su reciclado o reutilización.
Y en este punto, la Comunitat Valenciana sí ha puesto la mirada, con el proyecto RETEBAVE, que bajo el paraguas del Mobility Innovation VLC, junto con la empresa Nutai y el Instituto Tecnológico de la Energía ya ha empezado a trabajar en un proyecto para el reciclado o segunda vida de las baterías de los vehículos eléctricos.
Este proyecto busca caracterizar el segundo uso que se le puede dar a las baterías y, en caso de que se desechen totalmente, reciclarlas de una manera segura, sostenible y automatizada. La segunda fase del proyecto será determinar la inversión necesaria para la construcción de dicha planta de reciclado.
Este proyecto busca poner el foco en una producción sostenible y en un ciclo de vida que respete los parámetros marcados por la Unión Europea, respecto tanto a la producción como a su salida del circuito productivo.
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